Colección: Artículos publicados | Publicación original: Medium | Imagen: Jorge Plaza Bárcena.
En la localidad de Río-Quintanilla se encuentra el mejor testimonio de arte románico que conserva el valle de Caderechas. La pequeña iglesia de ‘San Emeterio y San Celedonio’ destaca por un estilo sobrio y por su excepcional ubicación, en un entorno paisajístico de enorme belleza.
INDICE
1. Construcción del edificio
2. Exterior del templo
3. Interior de la iglesia
4. Emplazamiento y cubierta
La iglesia de ‘San Emeterio y San Celedonio’ es un templo de pequeñas dimensiones situado en la localidad de Río-Quintanilla, en el valle de Caderechas, al norte de la provincia de Burgos. El edificio se localiza a medio camino entre los dos núcleos de población que conforman la localidad y hace la función de iglesia parroquial del barrio de Quintanilla.
El inmueble es el testimonio más completo de arte ‘románico’ que se conserva en el valle; al que habría que añadir únicamente partes concretas de otros templos erigidos en el mismo estilo, como son los de las localidades próximas de Terminón, Herrera y Ojeda.
1. Construcción del edificio
El edificio data de mediados del siglo XII, levantado en un ‘románico’ sobrio, pero -al mismo tiempo- realmente armonioso. En su construcción se recurrió a sillería de la peculiar piedra toba del entorno, de igual manera que en otros templos y edificaciones de la zona.
La iglesia está consagrada a los hermanos Emeterio y Celedonio, legionarios romanos naturales de Calahorra (La Rioja), que profesaron la fe cristiana y sufrieron martirio por ello; siendo decapitados durante la persecución del emperador Diocleciano, a finales del siglo III.
Las reliquias de estos santos fueron llevadas a Cantabria en la Alta Edad Media. Por su devoción, la hoy capital tomó el nombre del primero de ellos (Santander = San Emeter) y sus restos reposan en la “cripta” de la Catedral de ‘Nuestra Señora’.
En buen estado de conservación debido a una restauración reciente, el edificio se compone de 2 cuerpos: una nave rectangular y una cabecera; esta última formada por un ábside semicircular, precedido de un presbiterio recto.
Cuenta además con una espadaña ubicada entre los dos cuerpos, que hace las veces de campanario. El conjunto se terminó de completar posteriormente con estancias anexas como la sacristía y el baptisterio.
2. Exterior del templo
Los canecillos que sujetan la cornisa de la cubierta representan elementos figurativos (humanos y animales), objetos inanimados como barriles y molduras en nacela (con forma de “S”). Los detalles de todos ellos han llegado muy deteriorados debido a la erosión del clima sobre la frágil piedra calcárea.
En la cabecera del templo, dos columnas rematadas por capiteles con figuras humanas dividen el ábside semicircular en tres paños o tramos; cada uno de los cuales presenta vanos enmarcados por arcos ligeramente apuntados y molduras aboceladas (en forma de ¼ de cilindro).
Los vanos laterales de la cabecera aparecen cegados, mientras que el central presenta una pequeña aspillera como única abertura hacia el interior de la iglesia.
El templo de los santos ‘Emeterio y Celedonio’ se levantó en origen como parroquia del antiguo despoblado de ‘Pinilla’, de cuyo conjunto urbano este edificio es el único vestigio que aún se conserva y distingue.
El campanario se alza sobre el arco triunfal (situado entre la nave y la cabecera) con forma de vistosa espadaña dispuesta en dos pisos: el inferior con doble abertura y el piso superior con una tronera menor para alojar el ‘campanillo’. Se trata de una morfología similar al de otras iglesias del entorno, como las de Piérnigas, Pino y Los Barrios de Bureba.
La portada del templo se sitúa en el tramo central del muro Sur del edificio, ocupando el espacio existente entre dos contrafuertes. Su composición es especialmente sobria, conformada únicamente por un arco de medio punto con doble arquivolta (concéntricas), sobre jambas desnudas en los laterales y guardapolvo exterior con moldura acanalada.
Además de la anterior, la iglesia de Quintanilla cuenta en sus muros únicamente con discretas aspilleras bajo las cornisas que introducen algo de luz natural en su interior. Todo lo cual, repercute en la solidez constructiva del templo e imprime a éste una mayor sensación de sobriedad.
3. Interior de la iglesia
La nave principal de la iglesia está cubierta por una bóveda de cañón, aligerada por dos arcos fajones (transversales) que se corresponden en el exterior con los contrafuertes que soportan las cargas.
En la iglesia se conserva la pila bautismal que carece de motivo decorativo o escultórico alguno; la cual se ubica en una pequeña estancia abierta en el muro Norte que ejerce como capilla bautismal.
El acceso al presbiterio, desde la nave principal, se realiza a través de un arco triunfal doblado (mediante arcos de medio punto sobrepuestos) que apoya en columnas coronadas por capiteles lisos, que han perdido la práctica totalidad de la decoración que un día tuvieron.
A los pies de la nave principal se sitúa un coro de madera elevado, al que se accede a través de una pequeña escalera lateral, de características similares al de otros templos próximos como el de la iglesia parroquial del barrio de Río y la arruinada iglesia de ‘San Lorenzo’ de Ojeda.
4. Emplazamiento y cubierta
Sin desmerecer nada de lo anterior, lo que más llama la atención del observador es la especial localización del edificio y su perfecta integración con el entorno paisajístico.
El pequeño templo románico se sitúa a los pies del pico Castilviejo (1079 metros), bajo los espectaculares pliegues inclinados que lo conforman y las amenazantes agujas que penden desde su cumbre.
Otro de los elementos sobresalientes de la i glesia de ‘San Emeterio y San Celedonio’ de Río-Quintanilla es la escalera de acceso al campanario, la cual se ubica en el exterior del muro Sur, anexa al tramo del presbiterio.
Levantada en sólida sillería, la escalera del campanario anima al visitante a trepar por ella y, desde lo alto, alzar la vista y contemplar el espectacular entorno del valle de Caderechas.
Debido a su buena accesibilidad, hay que lamentar el robo reciente (año 2017) de sus centenarias campanas, datadas del siglo XVII. Esperemos que pronto puedan recuperarse o -al menos- ser sustituidas por réplicas que devuelvan al edificio la plenitud de su imagen anterior.
Texto y fotografías:
Enlace de interés:
Álbum fotográfico >> https://flic.kr/s/aHsmpZVHSh
Fuentes:
“Todo el románico de Burgos”, del Valle Barreda, C., Fundación Santa María La Real — 2009.