Colección: Artículos publicados | Publicación original: Medium | Imagen: Jorge Plaza Bárcena.

 

La comarca burgalesa de la Bureba dispone de numerosos espacios de un valor geológico y ambiental excepcionales. En esta primera entrega, haremos un recorrido por los aspectos geográficos que caracterizan este territorio y nos detendremos a observar el extraordinario fenómeno del ‘diapiro’ de Poza de la Sal.

 


 

 

INDICE

 

1. Medio físico y natural

2. Clima y precipitaciones

3. Poblamiento y demografía

4. Suelos de la comarca

5. Diapiro de Poza

La comarca geográfica y administrativa de La Bureba se localiza al Noreste de la provincia de Burgos (Castilla y León, España) y tiene su capital en la localidad de Briviesca. Ocupa una superficie próxima a los 1.000 km² y se sitúa a un altitud que oscila, en su mayor parte, entre los 600 y los 800 metros.

Se muestra ésta como una gran llanura, que limita geográficamente al Norte con el sistema de los ‘Montes Obarenes’ (y la comarca de Las Merindades), al Oeste con las tierras altas de Masa (en la comarca de Páramos) y al Sur con las comarcas de la Demanda, los Montes de Oca y el Alfoz de Burgos. Por el Este, el río Tirón marca el límite histórico con las tierras de La Rioja, con la que existe un mismo sentido de continuidad en el paisaje.

 

Comarca profundamente humanizada, La Bureba presenta ocupación desde tiempos muy tempranos, debido a la fertilidad de sus suelos y la situación estratégica de comunicación, entre las grandes cuencas del Ebro y del Duero.

 

Vista de La Bureba, desde el mirador del ‘portillo de Busto’ (1000m).

 

1. Medio físico y natural

 

La Bureba es una perfecta y modélica cuenca sedimentaria drenada y articulada por el curso del río Oca y sus afluentes. Se trata, en su mayoría, de una amplia y fértil llanura (formada por suelos terciarios) en la que predomina el paisaje agrícola, dedicada en un 80% al cultivo del ‘cereal’.

La intensa explotación agraria explica por qué la comarca se encuentra prácticamente deforestada, conservando únicamente manchas vegetales importantes en ‘bosques de ribera’ y en áreas periféricas, como la sierra de la Demanda, los ‘Montes Obarenes’ y el ‘valle de Caderechas’.

Además del río Oca, que articula geográficamente el territorio, las principales corrientes naturales de agua son el río Homino (por el Oeste) y el río Tirón (por el Este), todos ellos tributarios del Ebro.

En sus orillas abundan especies arbóreas, como: chopos, sauces, fresnos y alisos; mientras en las áreas montañosas y valles, lo hacen: quejigos, encinas, olmos y hayas. Aparecen aquí también arbustos, como: majuelo, escaramujo y aulagas; así como determinadas especies herbáceas, tales como: hiedra, madreselva, ortiga, tomillo y espliego.

 

Hayedo de Miraveche, en los Montes Obarenes (La Bureba, Burgos).

 

La variedad de hábitats favorece aquí también la existencia de gran número de especies animales. Así, entre los campos cerealistas de la llanura, se observan aves esteparias, como: perdiz roja, codorniz y mochuelo; y en las áreas montañosas periféricas lo hacen otras, como: herrerillo, carbonero y cuco. Por su parte, en las orillas fluviales son comunes especies propias de ese entorno, como: mirlo, lavandera blanca y martín pescador.

 

En los cielos de La Bureba es posible divisar gran número de rapaces, entre otras: buitre leonado, ratonero (o ‘buteo’), milano real, águila calzada, azor, elanio azul y alimoche.

 

También hay representación -como no podía ser de otra manera- de distintas especies de peces (barbo y trucha común), de anfibios (tritón jaspeado y sapo corredor) y de reptiles (lagarto ocelado, lagartija ibérica y víbora hocicuda). Entre los mamíferos, puede destacarse la presencia habitual de: zorro, corzo, jabalí, lirón careto, garduña… y un largo etcétera.

 

2. Clima y precipitaciones

 

Las condiciones climatológicas de La Bureba propician los cultivos resistentes, entre los que encajan perfectamente los ‘cereales’ y el ‘girasol’. Se caracteriza por un clima mediterráneo continental, de largos y fríos inviernos (con temperaturas medias entorno a los 5 grados); y veranos cortos y frescos, que difícilmente sobrepasan los 20 grados de media.

 

Ermita románica de ‘Sanfagún’, en Los Barrios de Bureba (Burgos).

 

Las precipitaciones muestran cierta continuidad y regularidad a lo largo de todo el año -exceptuando la época estival- con una media anual de unos 700 mm. Su situación interior y altitud, así como su relativa cercanía al mar Cantábrico, propician las precipitaciones invernales en forma de nieve que suponen un aporte hídrico importante para sus ríos y acuíferos.

 

3. Poblamiento y demografía

 

La Bureba presenta una baja densidad (10 habitantes por km²) y un poblamiento de tipo concentrado, caracterizado por pequeños y numerosos núcleos de población, relativamente cercanos entre sí.

Esta tipología de ocupación del territorio se asemeja más (aunque no de manera exacta) a la de otras zonas septentrionales de la provincia, como Las Merindades; y completamente diferente a la que se observa en el cercano valle del Ebro y en otras áreas cerealistas de la provincia.

 

Testigo de la riqueza, aportada por la actividad agrícola, es el gran patrimonio histórico y monumental que atesora, destacando especialmente por la profusión y calidad de las muestras de arte románico presentes por toda la comarca.

 

Los pequeños núcleos de población (de menos de 200 habitantes) se intercalan con poblaciones intermedias de mayor tamaño, como: Pancorbo, Oña, Poza de la Sal, Busto y Los Barrios de Bureba (de no más de 1.000 habitantes). El único centro que presenta una morfología (casi) completamente urbana es la localidad de Briviesca.

Esta última, con una población cercana a los 7.000 habitantes, ejerce como capital administrativa de la comarca, sede del partido judicial homónimo y principal centro proveedor de servicios de la zona.

 

Templete de música, en la Plaza Mayor de Briviesca (Burgos).

 

La importancia de Briviesca en el entorno geográfico se mantiene -al menos- desde época romana. Por ella pasaban tres importantes calzadas que articulaban las comunicaciones con la costa (a través de Poza de la Sal), con el valle del Ebro (por Cerezo de Río Tirón) y con Europa (atravesando el desfiladero de Pancorbo).

 

4. Suelos de la comarca

 

Además de las rocas calizas (de origen secundario) presentes en sus bordes montañosos, en La Bureba se observan una amplia variedad de suelos terciarios, compuestos principalmente de yesos de origen químico (en los sectores oriental y meridional), margas de deposición (en su parte más occidental), así como arcillas y arenas (también sedimentarias) en las áreas central y septentrional.

Los suelos detríticos más gruesos, compuestos de gravas y conglomerados, aparecen en los sectores periféricos: la Demanda, los Obarenes y el páramo de Masa; como consecuencia de la acción erosiva de los bordes rocosos y de su arrastre por ríos y torrentes.

 

Hace 70 millones de años, se dio paso al ‘Cenozoico’ (o Edad Terciaria). En uno de sus períodos, el Mioceno’ (entre 23 y 5 millones de años atrás), se formó la mayor parte del suelo de La Bureba, agrupándose grandes depósitos de material (arcillas, arenas, margas y conglomerados) en una cuenca fluvial interior.

 

Suelos de arcilla y arena, en las proximidades de Busto de Bureba (Burgos).

 

El aprovechamiento agrícola del suelo burebano puede establecerse en base a las especiales condiciones climáticas -marcadas por su ubicación interior y altitud- así como por las características físicas del suelo, relacionado con su morfología plana y las cualidades de los distintos materiales que lo componen (como hemos visto, principalmente: arcillas, yesos y margas).

Aunque muy limitados por las duras condiciones climatológicas, puede afirmarse que las tierras de La Bureba reúnen (en su mayoría) propiedades muy favorables para la actividad agraria, por tratarse de suelos: profundos, húmedos, de fácil laboreo y alto contenido orgánico (humus); exceptuando las tierras más occidentales de la comarca que presentan suelos más estériles, poco profundos y pedregosos.

 

Será en un período más reciente de la Edad Terciaria, durante el Pleistoceno’ (entre 2 millones y 100.000 años atrás), cuando se depositen los últimos suelos aluviales (gravas, arenas y limos) y se formen las terrazas de los actuales ríos; creándose valles más propicios para el hábitat humano.

 

Suelos margosos, en las proximidades de Rublacedo de Arriba (Burgos).

 

5. Diapiro de Poza

 

Una de las fenómenos geológicos más singulares de La Bureba es el diapírico. Se trata del afloramiento en superficie de materiales de baja densidad (como la ‘sal’) a través de grietas existentes en el terreno; atravesando en su ascensión capas de materiales más recientes y pesados. En la comarca de La Bureba se dan (al menos) dos fenómenos claros de diapirismo, en Salinillas de Bureba y en Poza de la Sal.

El ‘diapiro’ de Poza es el caso más “ejemplarizante” del singular fenómeno. Éste se presenta como un gran circo o depresión elíptica de unos 2,5 kilómetros de diámetro, excavado en el borde del páramo; en cuyo fondo aparece un importante afloramiento de ofita volcánica y de otros materiales del período Triásico (propios de la ‘facies Keuper’), como: arcillas, yesos, margas y sales.

 

El ‘Mesozoico’ (o Edad Secundaria) comenzó hace 250 millones de años y se divide en tres períodos. El primero de ellos o ‘Triásico se formaron profundos suelos de: yesos, areniscas, calizas y dolomías; como resultado del arrastre y deposición de materiales en un ambiente acuático poco profundo.

 

Vista del área central, del ‘diapiro’ de Poza de la Sal (Burgos).

 

Estos materiales del período ‘Triásico’ (más antiguos) han aflorado a la superficie como consecuencia del colapso de los estratos superiores (del ‘Jurásico’ y ‘Cretácico’) por la acción de una falla de ruptura en el terreno que bordea la morfoestructura del páramo (o ‘anticlinal de Villalta’).

Este movimiento ascendente del depósito salino -de baja densidad y alta plasticidad- sobre la capa de materiales más recientes, de mayor dureza y densidad, se conoce como: ‘proceso halocinético’.

 

La Edad Secundaria se completa con los períodos ‘Jurásico’ y ‘Cretácico(Superior e Inferior), en el que se formaron las caracterizas rocas calizas, margas y margocalizas, de origen bioquímico; en un ambiente acuático de mayor profundidad, conocido como ‘Mar de Thetys’.

 

Afloramiento de ofita, en el paraje conocido como el “castellar”.

 

salero de Poza

El contacto del ‘diapiro’ con la gran cuenca sedimentaria de La Bureba se produce en su borde oriental, a través de una estrecha garganta que conduce hacia el río Homino. Por esta vía, descienden de manera natural las aguas para ser (a continuación) inyectadas al subsuelo mediante pozos, de hasta 40 metros de profundidad, en busca de la preciada gema del mineral de ‘sal’.

En su discurrir, la corriente arrastra las sales minerales (a través de una intrincada red de galerías), convirtiendo el agua en aprovechable salmuera. Se conforma así un singular paisaje antrópico -compuesto de un mosaico de instalaciones e infraestructuras productivas- que se conoce como el ‘salero’ de Poza.

 

El trascendental valor estratégico del mineral lo demuestra el hecho de que Felipe II estableciese un monopolio sobre la venta de ‘sal’ (1564), el cual se mantuvo en vigor hasta “la Gloriosa” caída borbónica de 1868.

 

La cuenca salinera de Poza (o ‘salero’) ocupa una gran superficie y se divide en diferentes valles (áreas destinadas a la producción), con numerosas granjas, esparcidas a modo de terrazas, en cuyas eras se retenía la salmuera para su insolación durante el verano.

En sus mejores momentos, el ‘salero’ llegó a albergar unas 2.500 eras y a ocupar un área aproximada de 70.000 metros cuadrados. Hoy en día, su extracción es prácticamente simbólica y se limita a un puñado de granjas, recientemente recuperadas y situadas en el sector más próximo al pueblo.

 

Edificio de la ‘Casa de Administración’, de las salinas de Poza de la Sal (Burgos).

 

En los extremos del ‘diapiro’ (a Norte y Sur) se conservan los restos de dos almacenes reales: el de la ‘Magdalena’ y el de ‘Trascastro’. Mientras, en el mismo pueblo de Poza se encuentra un tercer almacén, conocido como elDepósito’, y el edificio de la ‘Casa de Administración’ de las (reales) salinas.

En otro tiempo, este último fue la sede del órgano regidor de las salinas, desde el cual se administraba y controlaba la explotación (estratégica) del mineral. Abandonada la actividad, el edificio ejerce ahora como centro de interpretación de las mismas y su visita resulta imprescindible.

 

Continuación

 

Este artículo se completa con la segunda entrega: Geografía de La Bureba y Caderechas (Parte II). En ella se presta una especial atención a dos áreas aledañas, con un perfecto sentido de continuidad, situadas en la periferia de la comarca de La Bureba y que merecen una mirada más detenida. Éstas son los ‘Montes Obarenes’ y el ‘valle de Caderechas’

 

LEER (Parte II) >> www.jorgeplazabarcena.com/post/geografia-bureba-caderechas-parte-ii

 


 

 

Texto y fotografías:

 

Jorge Plaza Bárcena

 

Fuentes:

 

“La Bureba, estudio geográfico”, Ortega Valcárcel, José, Universidad de Valladolid — 1966.

“El subsuelo de Burgos”, De la Cruz, Valentín, Colección ‘Temas burgaleses’, ed. Caja Burgos, Burgos — 1996.

 

Otras fuentes:

 

“Informe demográfico 2017” (INE), Consulta >> Instituto Nacional de Estadística.

Agencia de Desarrollo Comarcal de La Bureba (Adeco Bureba). Web >> www.adecobureba.com

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